Publicada el 9 de Julio de 2018 por Evangelina Bucari en el diario «La Nación»

«Nada tiene sentido»; «mi vida es un asco»; «soy una carga»; «no sirvo para nada»; «quiero terminar con todo». Muchos de estos pensamientos abismales surgen cuando una persona atraviesa una situación a la que no le ve salida y, fundamentalmente, cuando siente que nadie la escucha o que a nadie le importa lo que le está pasando. El suicidio es un problema social y la indiferencia es una de sus causas.

Al contrario de lo que se creía hace algunos años, cuando era tratado casi como un tabú, la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que hay que tocar el tema públicamente para prevenirlo y que recibir ayuda emocional en el momento correcto es la mejor manera de evitarlo. «Hablar salva vidas», resume Nora Fontana, psicóloga especializada en tanatología y suicidología y vicepresidenta del Centro de Asistencia al Suicida Buenos Aires (CAS).

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